
- Nunca tuve fama de valiente, ni la eché de menos. Considero que una fama así es un estorbo. El perro manso recibe más comida que el lobo fiero. El uno entra en todas partes, es bien recibido, acariciado, e incluso, si le asalta la tentación, puede robar un trozo de carne. El otro encuentra puertas cerradas, recibe palos o tiros y no come siempre que quiere.
Plomo en una estrella
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