Saludos, caminantes:
Me dirijo a todos aquellos que necesiten un poco de luz en sus vidas, una iluminación en sus caminos: bienvenidos al conocimiento cesariano:
-Ya sé que soy despreciable. Siempre lo he sido. Por ello continúo viviendo. Los hombres admirables viven poco. El mundo acaba con ellos a fin de poder colocarlos sobre un pedestal de granito.
Las ciudades crecen y se necesitan estatuas para ornato de sus calles y plazas. No van a colocar sobre un pedestal a un tipo como yo, ¿verdad?
Tienen que poner a un héroe, un artista o un político. Como corre prisa el material para las estatuas, se asesina al héroe, se mata de hambre al artista, y sólo el político vive lo que quiere o puede, porque luego, antes de convertirlo en estatua, lo sumergen en un baño de lejía, para quitarle todas las manchas que adquirió en vida y poderlo presentar inmaculádamente blanco.
He aquí tres cosas que yo no he querido ser jamás: ni héroe, porque es incómodo; ni artista, porque resulta una difícil forma de supervivir; ni político, porque si bien es la forma más fácil de pasar a la inmortalidad en forma de estatua, exige un trabajo agotador y una vocación exagerada.
Prefiero vivir en paz, mientras el mundo ignora mis virtudes y yo ignoro la dudosa felicidad de ser famoso.
Gracias por vuestro tiempo
jueves, 13 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario